Continuando con este ensayo sobre las distintas miradas de los cines asiáticos, el segundo medio para asir conocimiento se lo dejo a la sabia experiencia, lo que estos ojos en cortos han podido observar para embriagarme de esas otras realidades, realizando viajes de escritura, análisis visuales y textuales, interpretaciones y vuelos de trazo y color, en fin, me decidí por hablar un poco de las películas que he mirado y visto de algunos de los países en mención - gracias a la complicidad y benevolencia de Jesús Ordoñez “El Chucho”, el bar y el cine club Orbital-, a través de mis disquisiciones, así como de las apreciaciones personales de Jaime Ricaurte, cinéfilo y apreciado amigo que me aporta mucho a mí cultura visual y la del club, y una que otra sinopsis y reseña que investigue en la nube o ciberespacio, pues como mi inglés es intermedio y no sé ninguna lengua oriental, se me ha dificultado y enredado todo el cuento de los múltiples cines asiáticos.
Comencemos con el cyber punk, lo gore, la sangre y las nuevas interpretaciones del samurái, su espada y demás costumbre para pasar luego a las animaciones, otro campo de accin amplío y por supuesto recomendádisimo de estas asociaciones. El cyberpunk live-action japonés es crudo y primitivo por naturaleza, y se caracteriza por su actitud, no por sus altos conceptos. Una colisión entre carne y metal, el sub-género es una explosión de sexo, violencia, hormigón y maquinaria; una pequeña colección de universos de bolsillo que se deleitan en pesadillas post-humanas y fetiches teratológicos, impulsado por un sentido sin límites de capacidad de invasión y violación. Las imágenes son abyectas, perversas e impredecibles y, al igual que en el trabajo deCronenberg, la mutación del cuerpo a través de una intervención técnica es un tema importante, como lo son la deshumanización, la represión y la sexualidad. Durante finales de los ochenta y principios de los noventa, se trataba de unos conceptos ampliamente utilizados en los primeros trabajos de dos directores, Shinya Tsukamoto y Fukui Shozin.
Estos directores hicieron películas cortas, agudas, contundentes y centradas en los horrores corporales que vive el cuerpo invadido, infectado y fusionado con la tecnología. La contribución de Tsukamoto es quizás la más famosa; “Tetsuo: The Iron Man” (1989) y “Tetsuo II: The Body Hammer” (1992). Ambas películas presentan la situación de pesadilla de sus protagonistas (interpretado por el actor Tomorowo Taguchi en ambos) mediante una extraña metamorfosis que convierte a un humilde asalariado de ser humano a híbrido de carne y metal.
La tecnología en su visión del cyberpunk consistió en chatarra industrial – “Tetsuo” – y laboratorios improvisados construidos con equipos simples y anticuados – “Rubber’s Lover” – dando una estética de bricolaje a su espíritu general. Estas son, después de todo, películas con escaso o nulo presupuesto y como resultado de ellos se centraban en ciudades en un futuro muy cercano pero la metrópolis de hoy en día, la vida real de la ciudad cyberpunk de Tokyo, sugiere que las ansias sobre la rápida modernidad no es una aventura lejana, sino algo de lo que debemos preocuparnos en la actualidad. Ambos realizadores también tenían una fijación con los paisajes post-industriales; depósitos de chatarra, cuartos de calderas, almacenes abandonados, complejos industriales y fábricas, son muchas veces ampos de juego para sus ideas.
Tetsou. 1988. Japón. Shinya Tsukamoto.
El protagonista es un extraño hombre conocido como “el fetichista de metales”, que tiene la insana costumbre de clavarse trozos de metal en el cuerpo. Un buen día, sufre un accidente de coche y choca contra otro hombre quien, a partir de ese momento, empezará a sufrir extraños síntomas en su propio cuerpo. Extrañas protuberancias metálicas surgen de su cara y extremidades. Mientras, el hombre fetichista, sueña con un mundo de metal en el cual todos sufrieran una mutación hasta conseguir una transformación total y absoluta. (FILMAFFINITY)
Continuando y viniéndonos 20 años acá, vedadas situaciones que se expresan de una manera exagerada en la forma como estos dos directores realzan un contexto paranóide que viven algunos mundos desarrollados y para los cuales el asunto del orden se vive desde las micro-situaciones cotidianas, los mensajes televisivos que veíamos en “Tokio Gore Police” de Yoshihiro Nishimura, la promoción incesante de la seguridad y el autocontrol por medio del suicidio con el Harakiri: (Cultura asiática. Costumbres japonesas. Suicidio obligatorio y voluntario. Restablecimiento del honor. Ritual japonés), como quien dice “si no sirves para esta sociedad o estas aburrido asume tu propia forma de morir y si no eres capaz nosotros te ayudamos con eso”.
En un futuro distópico, la policía de Tokio ha sido privatizada y se enfrenta a su peor amenaza: un grupo de mutantes que convierten cualquier herida en arma de destrucción. Ruka, una joven oficial atormentada por el asesinato de su padre, será la encargada de exterminarlos. (FILMAFFINITY)
‘Oldeuboi’. Corea del Sur, 2003. Acción, thriller. Director: Park Chan-Wook.
"Una de las películas más fascinantes que nos han llegado desde tierras orientales. Alternando la violencia más brutal con el preciosismo visual y musical, esta obra contiene un buen número de momentos que pasarán a la Historia, incluyendo un plano secuencia de lucha en un pasillo, al protagonista comiendo un pulpo vivo o un final de auténtico infarto. Poética, retorcida y negrísima, estamos ante el mejor trabajo, el más completo, del perfeccionista Chan-Wook. De una trilogía"
Min-sik Choi es un hombre de negocios coreano que un día es secuestrado y confinado durante años en una celda en la que sólo hay una televisión. Y, sin embargo, ignora por qué razón está allí... Es la segunda parte de la "trilogía de la venganza" de Chan-wook Park. (FILMAFFINITY)
Akmareul boattda, es el título original de esta sorprendente película de Kim Ji-Woon. Se trata de una cinta donde las sensaciones pueden confundirse entre los moralismos en contra de un verdadero sentimiento de venganza que cobija los más sanos deseos para convertirlos en una “justa” pelea por resarcir los daños causados.
Choi Min-Sik, el mismo actor de Oldboy es quien protagoniza esta cinta, su actuación siempre será para mi una de las mejores, sobretodo si hablamos de películas que tienen que ver con temas como la venganza y los asesinos en serie.
Este señor, es un padre de familia que por lo visto no lo hace muy bien como tal, se ha convertido por esas cosas de la vida en un asesino en serie capaz de cualquier cosa, asesina a sus victimas de manera brutal y sin escrúpulos, desmembrándolos hasta más no poder para luego digerirlos. Enfermo, no?
La verdad es una película que desde el punto de vista argumentativo, tendría mucho que proponer al debate, ejemplo, el tema de la venganza, hacer justicia por nuestras propias manos es un asunto que es bastante común verlo en cada una de nuestras ciudades, barrios y hogares, al igual que aquellas personas a quienes les gusta ver correr la sangre por doquier, y podríamos muy bien hacer un análisis tanto psicológico como antropológico y sociológico para poder esclarecer un poco, el porqué de comportamientos como estos en la sociedad en que vivimos. Pero, sin olvidar y mucho menos obviar este tipo de cosas, pasemos al punto de lo estético dentro de las convenciones cinematográficas para hacer cintas como estas.
Esta cinta es una violenta coreografía de imágenes descarnadas, es la violencia hecha arte y el arte hecho violencia, es una película de increíble estilo no apta para todo el mundo, donde la venganza toma forma y así, muchas veces creamos que algunos actos no son hechos a propósito, quedarán inmersos en la duda del por qué lo hacemos, pero que al mismo tiempo generan la subjetiva satisfacción que nos regala el poder de la justicia por cuenta propia sin importar los medios ni el momento que utilicemos para cobrar algunos actos considerados violencia pero que no son depravados.
Encontré al diablo. Akmareul boattda (I Saw The Devil). 2010. Korea. Kim Ji-woon
Kyung-chul es un psicópata peligroso que mata por placer y que ha cometido varios asesinatos con unos métodos diabólicos difíciles de imaginar. Sus víctimas son chicas jóvenes. La policía lleva tiempo intentando capturarlo. Un día, aparece asesinada la hija de un jefe de policía retirado. El novio de la chica, un agente secreto, jura vengarse. (FILMAFFINITY)
Cine desconocido pero con inmensas proporciones cinematográficas, estéticas y con un gran valor desde la base de las lógicas cotidianas enmarcadas en un contexto de pobreza y fuertes actividades por la lucha de poderes.
Una obra maestra de 1995, ganadora del festival de Venecia y con un marcado contenido poético, retrata la violencia de la sociedad contemporánea en una narración metafóricamente bella, aduciendo a la modernidad como una forma contradictoria de establecerse a través de las diferencias, con una mirada que va más allá de la simple posición del transeúnte que se debate entre los trasegares de la vida cotidiana y su afán por sobrevivir.
Una vida social caótica, llena de orgullos y ambiciones mezclados primitivamente con esclavitud, miseria y suciedad, visto esto desde una mirada occidental pero natural para sus habitantes. Una estructura societal plagada de contrastes, un viaje al infierno interior en medio de la acidez propia del bajo mundo y sus tentadoras formas de hacerse la vida.
En la superpoblada y frenética ciudad de Ho Chi Minh -antigua Saigón-, un joven adolescente, conductor de un ciclomotor que transporta a los turistas a través de las calles, trata de ganarse la vida para mantener a sus dos hermanas y a su anciano abuelo. Cuando le roban su medio de locomoción y de vida, el joven se adentrará en una espiral de crimen y violencia. (FILMAFFINITY)
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