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martes, 18 de septiembre de 2012
martes, 28 de agosto de 2012
Nueva Ola Francesa
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- El bello Sergio (1958) de Chabrol.
- Los 400 golpes (1959) de Truffaut.
- Hiroshima mon amour (1959) de Resnais.
- Al final de la escapada (1960) de Godard.
- Paris nous appartient (1961) de Rivette.
- Jules et Jim (1961) de Truffaut.
- Le répos du guerrier de Vadim.
- Cleo de 5 a 7 (1962) de Varda.
- Fuego fatuo (1963) de Malle.
- La guerra ha terminado (1966) de Resnais.
- Mi noche con Maud (1969) de Rohmer.
lunes, 27 de agosto de 2012
Abrebocas:: Cines Asiaticos::
Cyber grafía...
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Pesadillas Post-humanas: El mundo del cine cyberpunk japonés (I)
No se si es que la navidad me pone rebelde o que se yo, pero hoy comienzo unos días en los que el Cyperpunk japanese style inundará Asiateca en este final/inicio de año. Hoy comienzo con la publicación por entregas de un magnifico artículo sobre el tema que Mark Player escribió hace no mucho para la imprescindible web sobre cine japonés Midnight Eye. Esta traducción libre se hará por entregas debido a su extenso desarrollo, aquí tenéis la primera parte.
Un hombre se despierta una mañana para encontrarse a sí mismo poco a poco transformando en un híbrido entre carne y chatarra, que sueña con ser sodomizado por una mujer con un cinturón-polla con forma de serpiente. Experimentos clandestinos de privación sensorial y tortura mental dan rienda suelta a poderes psíquicos de los sujetos de prueba, lo que les empuja a explotar en una lluvia de pus o a desgarrar la carne de sus cuerpos en un frenesí sexual. Mientras tanto, una histérica esclava sexual cyborg enloquece a través de las concurridas calles mientras en los tejados se produce una batalla de poderosos seres eléctricos. Este es el cyberpunk al estilo japonés: un breve movimiento cinematográfico que estalló desde el Underground japonés para atraer la atención internacional a finales de 1980.
El mundo del cyberpunk japonés de acción en vivo es retorcido y extraño, muy lejos de las nociones establecidas de piratas informáticos, tecnologías ubicuas y conglomerados empresariales dominantes que se encuentran en las páginas de “Neuromante” (1984) deWilliam Gibson – un texto cyberpunk fundamental durante la creación del sub-género y su reconocimiento a principio de los años ochenta. Desde un punto de vista cinematográfico, tal vez se debe más a la estética gótico-industrial de “Eraserhead” (1976) de David Lynchy el horror psico-sexual de los primeros trabajos de David Cronenberg que a la lluviosa metrópoli de “Blade Runner” (1982), a pesar de que el tech-noir de Scott ha sido una piedra de toque importante para la estética cyberpunk manga y anime de obras tales como “Akira” de Katsuhiro Otomo (1982-1990) y “Ghost in the Shell” de Masamune Shirow (1989 -).
En el mundo occidental, el cyberpunk nació de la nueva ola de literatura de ciencia ficción de los años sesenta y setenta. Autores como Harlan Ellison, J.G. Ballard y Philip K. Dick – cuya novela “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (1968) fue la base para “Blade Runner” – fueron clave en su concepción, creando mundos que contenían vida artificial, decadencia social y dependencia tecnológica. Las novelas detectivescas deDashiell Hammett también fueron influyentes en lo que respecta a la postura general pesimista del sub-género. Lo que llegó a ser conocido como cyberpunk a mediados de los 80 se caracterizó temáticamente por su exploración del impacto de la alta tecnología en las vidas humildes – personas que viven en la miseria, apiladas unas encima de otras dentro de una metrópoli opresora dominada por tecnologías avanzadas.
El cyberpunk live-action japonés por el contrario es crudo y primitivo por naturaleza, y se caracteriza por su actitud, no por sus altos conceptos. Una colisión entre carne y metal, el sub-género es una explosión de sexo, violencia, hormigón y maquinaria; una pequeña colección de universos de bolsillo que se deleitan en pesadillas post-humanas y fetiches teratológicos, impulsado por un sentido sin límites de capacidad de invasión y violación. Las imágenes son abyectas, perversas e impredecibles y, al igual que en el trabajo deCronenberg, la mutación del cuerpo a través de una intervención técnica es un tema importante, como lo son la deshumanización, la represión y la sexualidad. Durante finales de los ochenta y principios de los noventa, se trataba de unos conceptos ampliamente utilizados en los primeros trabajos de dos directores, Shinya Tsukamoto y Fukui Shozin.
Estos directores hicieron películas cortas, agudas, contundentes y centradas en los horrores corporales que vive el cuerpo invadido, infectado y fusionado con la tecnología. La contribución de Tsukamoto es quizás la más famosa; “Tetsuo: The Iron Man” (1989) y “Tetsuo II: The Body Hammer” (1992). Ambas películas presentan la situación de pesadilla de sus protagonistas (interpretado por el actor Tomorowo Taguchi en ambos) mediante una extraña metamorfosis que convierte a un humilde asalariado de ser humano a híbrido de carne y metal.
Aunque no tan conocido para el público occidental el trabajo de Fukui también es importante. Estilisticamente similar a Tsukamoto, pero con las suficientes diferencias como para no ser una mera copia, Fukui abrió la paleta del sub-género mediante la incorporación de elementos similares a Cronenberg, experimentos científicos que repercuten en el cuerpo a través del aumento tecnológico como en “Pinocho v946” (1991) y “Rubber’s Lover” (1996). Estas películas se centran en las complejidades de la mente humana y cómo dicha alteración puede causar más que un cambio físico en apariencia, sino que crean un estado mental completamente nuevo y procesos de pensamiento que están más allá de humanos.
Tsukamoto y Fukui evitan muchas de los arquetipos que cristalizaron gracias a “Neuromancer” de Gibson. No hay mega-conglomerados o incidencia de la realidad virtual y la lucha de poder entre la alta tecnología contra la baja calidad de vida se sustituye por el bajo nivel tecnológico frente a la baja sociedad. La tecnología en su visión del cyberpunk consistió en chatarra industrial – “Tetsuo” – y laboratorios improvisados construidos con equipos simples y anticuados – “Rubber’s Lover” – dando una estética de bricolaje a su espíritu general. Estas son, después de todo, películas con escaso o nulo presupuesto y como resultado de ellos se centraban en ciudades en un futuro muy cercano pero la metrópolis de hoy en día, la vida real de la ciudad cyberpunk de Tokyo, sugiere que las ansias sobre la rápida modernidad no es una aventura lejana, sino algo de lo que debemos preocuparnos en la actualidad. Ambos realizadores también tenían una fijación con los paisajes post-industriales; depósitos de chatarra, cuartos de calderas, almacenes abandonados, complejos industriales y fábricas, son muchas veces ampos de juego para sus ideas.
Sin embargo, este nuevo y desafiante camino en el sub-género no se produjo de la noche a la mañana. Hay muchos precursores del trabajo de Tsukamoto y Fukui que también es necesario abordar. Algunos son bastante conocidos para el público occidental, mientras que otros todavía tienen que obtener el reconocimiento que se merecen por ayudar a crear una de las etapas más fascinantes y filosóficas del cine japonés contemporáneo.
Aparición: Sogo Ishii, 8mm y el punk
Mientras que las ideas de cyberpunk en el oeste nacieron de la literatura, el cyberpunkjaponés, se podría decir, nació de la música. Durante finales de los setenta y principios de los ochenta, Tokyo estaba disfrutando de una vibrante escena Underground de música punk. Un ethos que luego se diversificó en el arte y el cine, gracias en gran parte a una persona: Sogo Ishii.
Nacido en 1957, Ishii forjo rápidamente una reputación de ser algo así como un inconformista y creció hasta convertirse en una figura prominente de la escena del cine Underground de Tokyo. Operando dentro de un derruido estudio de grabación Ishii llevó a cabo una gran variedad de proyectos en 8mm con presupuesto cero en un momento en que el ex-pesos pesados del cine internacional como Akira Kurosawa se esforzaban por encontrar fuentes de financiación.
Primeros esfuerzos de producción como “Panic High School” (1978) y “Crazy Thunder Road” (1980) resumían la rebelión y la anarquía asociada con el punk y se convirtieron en una gran influencia en los círculos de cine Underground. “Crazy Thunder Road“, en particular, señaló el camino a seguir con su estética punk de banda de moteros, un estilo que sería explorado posteriormente en la conocida obra de Otomo “Akira“. Originalmente creado como un proyecto de graduación universitaria, fue recogido para su distribución por los poderosos estudios Toei, por lo que Ishii sería el primero de su generación en pasar del cine amateur en la industria profesional cuando todavía era un estudiante universitario [1].
Después de “Crazy Thunder Road“, Ishii hizo el frenético cortometraje “Shuffle” (1981) – curiosamente, una adaptación no oficial de una tira cómica de Katsuhiro Otomo -, así como un montón de música y videos de conciertos para una gran variedad de bandas de punk japonés. Sin embargo pronto volvió la Toei, que ofrece respaldo del estudio a Ishii para su próximo proyecto cinematográfico. Esta nueva inyección financiera dio lugar a la obra más influyente Ishii hasta la fecha, “Burst City” (1982), una película que encapsula y resume su tema favorito: el movimiento punk.
Del punk al cyberpunk: Burst City, Death Powder y Akira
Ninguna otra película captura la intensidad, el pesimismo, la delincuencia y el “hágalo usted mismo” del movimiento punk japonés como “Burst City” de Ishii, un valiente, atrevido y anárquico ejercicio que encapsula el espíritu los primeros años ochenta. Sin embargo, a pesar de su abrumadora influencia – no sólo en dar forma a las convenciones delcyberpunk japonés, sino en el futuro del cine japonés contemporáneo en su conjunto – “Burst City” sigue siendo muy desconocida. Con frecuencia Sogo Ishii es eclipsado por sus seguidores de renombre internacional: Shinya Tsukamoto, Takashi Miike o Takeshi Kitano entre otros, todos los cuales están en deuda con el trabajo de Ishii en una forma u otra.
Sin embargo, Ishii siempre ha interpretado el papel de rebelde: Asistiendo a su clase de cine en la Universidad de Nihon sólo cuando tenía que pedir prestado más equipo; cayendo en el olvido el cine durante largos períodos de tiempo; haciendo películas de una duración comercialmente inviable, como el mediometraje de 55 minutos “Electric Dragon 80,000V” (2001) y desafiando los aficionados al cine convencional con sus primeros trabajos marcadamente punk sólo para después desafiar a los aficionados de estas películas y estilo con cintas pausadas e hipnóticas como “Angel Dust” (1994) y “Labyrinth of Dreams” (1995). Este es el espíritu que impulsa a “Burst City“; caminando entre las desiertas autopistas de Tokyo o los estériles vertederos industriales que componen su exposición inicial y el colapso anárquico de su acto de clausura.
La estética visual de “Burst City” es una mezcla ecléctica de imágenes punk, industrialización y páramos post-apocalípticos, que recuerda a las dos primeras películas de “Mad Max” (1979 y 1981), con algunos adornos de ciencia ficción futurista, como los cañones con los que la policía dispersa los disturbios por ejemplo. Sin embargo, “Burst City” va más allá de la parafernalia habitual de género. Tiene la inmediatez y la atmósfera de un documental, la crónica de la gente y la música, mientras que con el distópico telón de fondo alrededor marca una metáfora de la ansiedad, el infortunio y la alienación experimentada por los jóvenes de Japón en ese momento. Esta sensación documental se ve reforzada por el uso innovador que Ishii hace de la cámara. Su gran dinamismo cámara en mano se mezcla de manera agresiva con una edición de ametralladora que captura no solo la energía y el la inquietud musical – que es muy importante – sino que influenciaría a Tsukamoto en la ejecución de su trabajo.
Los entornos industriales de la película – almacenes abandonados y decadentes salas de calderas, donde residen las bandas de moteros y bandas de punk se convertirían en un aspecto clave para la estética del cyberpunk japonés, así como representar a Tokyo como poco más que un barrio concreto. La noción de la metrópoli como entidad opresora empieza a ser evidente y es interesante notar que esta película fue hecha en el mismo año que “Blade Runner“, que a su vez, muestra connotaciones similares [2].
La participación previa de Ishii en el movimiento punk le permitió reunir un conjunto impresionante de bandas punk de la vida real – The Rockers, The Roosters y The Stalin, entre otros – como parte del elenco, así como el popular cantante / compositor de los 70Shigeru Izumiya. Curiosamente, Izumiya también fue acreditado como un planificador y director artístico, lo que sugiere que tenía una fuerte implicación en la composición estética de la película. Esto sirve como un vínculo vital para que Izumiya llegara a escribir y dirigir su propia película, una película que va a cristalizar muchas de las convenciones y las ideas de cyberpunk japonés que más tarde serían exploradas por Tsukamoto y Fukui.
“Death Powder” (1986) introduce imágenes poco ortodoxas y abstractas que serían útiles para la ejecución futura del cyberpunk japonés. Al igual que “Burst City” el sonido también juega un papel fundamental, además de sentar las bases para el aspecto de asalto sensorial que más tarde fue refinado por Tsukamoto. Izumiya, como Ishii, posee un fondo musical, popular cantante/compositor, así como compositor de cine – que escribió la música para la película de Ishii “Crazy Thunder Road”.
Perdido en el purgatorio del dominio público desde hace décadas, “Death Powder” casi no existe, disponible en DVD piratas y, sólo recientemente, segmentada en Internet [3]. La comprensión occidental de la misma ha sido en gran parte incoherente y decepcionante debido a la parcial y mala traducción en Inglés y, como resultado, “Death Powder“ es con frecuencia pasada por alto. Sin embargo, su influencia es perfectamente clara y es posiblemente es la primera película del movimiento cyberpunk extremo de Japón, que ejemplifica la invasión corporal surrealista que continuaría durante los próximos diez años.
Ubicada en un Tokyo actual o en un futuro próximo, la película sigue a un grupo de investigadores que tienen en su posesión a Guernica; una fémina cyborg capaz de arrojar polvo venenoso de su boca. Karima (interpretado por Izumiya) queda al cargo de vigilar al androide, pero parece perder la cabeza y ataca a los otros dos – Noris y Kiyoshi – a su regreso. Kiyoshi inhala algo de polvo de Guernica y como resultado comienza a mutar. También comienza a tener alucinaciones cuando su subconsciente empieza a mezclarse. Una secuencia titulada “Dr. Loo Made Me” – lo que sugiere que el androide está tratando de comunicarse con Kiyoshi – ve el proyecto Guernica en sus primeras etapas con los tres investigadores, así como al excéntrico doctor Loo, que blande una guitarra durante la operación. Las alucinaciones proporcionan a Kiyoshi una especie de omnisciencia, aclarándole el aparente amor de Karima por Guernica, así como la lucha en curso del grupo de investigación con el “pueblo cicatriz”, hombres desfigurados que se deterioran sin control.
El tema de la carne, el límite entre la vida y la muerte y la noción de lo que significa ser humano entra en juego con regularidad ya que la película deriva de una situación surrealista a otra. “Death Powder” plante una pregunta: “si dejas de tener carne, ¿dejas de ser humano?”. Esta es una idea que es explorada habitualmente en el cyberpunk, pero mientras que ejemplos occidentales como “Blade Runner” y “Neuromancer” miden las consecuencias a gran escala, “Death Powder” – y la mayor parte del cyberpunk japonés posterior – analiza los cambios en el individuo. Con el primero, las tecnologías invasivas no son sólo plenamente desarrolladas sino que se han integrado con éxito en la sociedad, convirtiéndose así en una práctica común. En estos últimos, sin embargo, la tecnología está todavía en sus fases primordiales, son trabajos en progreso y casi esotéricos, y como resultado, extremadamente volátiles e impredecibles.
“Death Powder” también establece la tendencia del cyberpunk japonés de colocar las imágenes antes que la narrativa, un aspecto fundamental del asalto sensorial sin limites que intenta exhibir. Como resultado, la historia y el propósito se evidencia a partir de lo que se ve en oposición a lo que se dice, lo que da a intentos posteriores una calidad tonal y filosófica. Al igual que sucedería en muchas películas similares, “Death Powder” pone de relieve la naturaleza destructiva y deshumanizante de la tecnología. Una gran pista viene en la forma en que el Cyborg Guernica comparte nombre con la famosa pintura de Pablo Picasso que representa el bombardeo de Guernica por la aviación nazi (en apoyo de Franco) durante la Guerra Civil española. El mural de Picasso muestra una orgía de cuerpos, animales y edificios retorcidos, deformados por la guerra, o más ampliamente, por el poder de la tecnología. El final de la película muestra algo similar una fusión retorcida de carne monstruosa, la forma humana consumida y destruida por la intervención de la ciencia.
A pesar de la influencia estética y temática de “Death Powder“, pasó con poca fanfarria y nunca fue vista fuera de Japón hasta años más tarde. A la posterior, y conceptualmente similar. “Android of Notre Dame” (Kuramoto, 1988) le fue un poco mejor, en parte debido a la infamia que rodeaba a la serie de películas de una colección de siete partes conocidas como “Guinea Pig“, cortometrajes exploit que se centraban en la tortura, el asesinato y otros procesos destructivos, diseñadas para dar una impresión de realismo y el estilo Snuff [4]. “Android de Notre Dame” no tocó la fibra de un público más amplio y desde entonces se ha revolcado en la oscuridad del cine de culto, junto con sus hermanos fílmicos. Sin embargo, todo esto cambió cuando el cyberpunk japonés comenzó a arrastrarse al centro de la atención internacional con la adaptación al anime de popular manga de Katsuhiro Otomo, “Akira” (1988).
Aunque este artículo se centra principalmente en el cyberpunk live-action, la llegada de “Akira” era tan importante e influyente para el sub-género que necesita ser reconocida. “Akira” logró dos cosas: primero, que se abriera, y casi en solitario, y popularizara el anime y el manga a las audiencias globales (especialmente en el Reino Unido y EE.UU.) y el segundo, que perpetuara el espíritu cyberpunk en a mayor escala hasta la fecha – combinando las luces de neón y la metrópolis de alta tecnología/bajo estilo de vida de “Blade Runner” y “Neuromancer” con tintes del terror corporal más local. La película condensa la enormemente extensa narrativa Otomo, su opus magnum de seis partes en un proceso simplificado de dos horas de largometraje dirigido por él mismo. Se trata de un hito dentro de cyberpunk japonés, ya que fue el primero del sub-género que no sólo tuvo éxito comercial a nivel nacional, sino que también se las arregló para encontrar una audiencia en el extranjero.
Ubicado en el hacinamiento de indigentes de una futurista Neo-Tokyo, la historia gira en torno unos motoristas juveniles y los amigos Kaneda y Tetsuo. Durante una pelea con una banda rival Tetsuo sufre un accidente, pero es misteriosamente raptado por funcionarios militares y científicos. Experimentan en él drogas que lo alteran químicamente, convirtiendo a Tetsuo en un semidiós con una fuerza psico-cinética incontrolable. Escapa en un alboroto destructivo a través de la ciudad en busca de Akira, una entidad muy poderosa que destruyó la antigua Tokyo décadas antes.
Parte del éxito de “Akira“, inevitablemente, se encuentra en su atención al detalle y su ambición. El presupuesto era astronómico para una producción anime en ese momento – alrededor de ¥1,100,000,000 [5] – reunidos a través de la asociación de varias grandes empresas japonesas multimedia, incluyendo Toho y Bandai. Se evitó el recorte de proyectos de anime en el pasado, produciendo cientos de miles de células de animación para crear un movimiento fluido – en particular en sus numerosas escenas de acción – y captar los matices de otro modo no existirían. Otomo también se tomó la molestia de sincronizar la grabación de sonido, por primera vez en el anime, resultando en valores de alta calidad. La película batió récords de taquilla para un anime en Japón durante su lanzamiento el verano de 1988, recaudando más de ¥6,300,000,000 [6]. A nivel internacional, tuvo un estreno limitado en cines en los Estados Unidos y el Reino Unido poco después – sembrando las semillas de los fans de culto de los que goza hoy día – pero no pudo conseguir distribución de vídeo doméstico hasta principios de los noventa.
Mutación, modernidad e inquietudes sociales son moneda corriente. La banda de moteros de Kaneda y Tetsuo son como una versión renovada de los delincuentes que se ven en “Thunder Road Crazy” y “Burst City“, mientras que lso poderes y la posterior transformación de Tetsuo entran de lleno en el horror de la nueva carne de Cronenberg. Su fusión final con el metal – que resulta en un horrible hombre-máquina híbrido – no sólo evoca la idea cyberpunk de como la tecnología corrompe la forma humana (en este caso, literalmente), sino que también sirve como un importante precursor visual para el próximo avance del movimiento.
[ 1 ]. Los detalles biográficos sobre Sogo Ishii han sido adaptados a partir de una entrevista con el director realizada por Tom Mes para www.midnighteye.com (posted 06/15/2005)
[ 2 ]. 1982/1983 sería crucial para la implantación internacional del cyberpunk. En este periodo se estrenarían 4 de las más influyentes obras del sub-género: “Burst City” de Sogo Ishii (1982), “Blade Runner” de Ridley Scott (1982), el comienzo de la publicación del manga “Akira” de Katsuhiro Otomo (1982-1990) y “Videodrome” de David Cronenberg (1983).
[ 3 ]. Death Powder puede ser vista por trozos en www.youtube.com.
[ 4 ]. La serie de películas “Guinea Pig” ganaron notoriedad cuando la cuarta película de la serie “Mermaid in a Manhole” (1988) fué encontrada en la casa del asesino en serie Tsutomu Miyazaki a finales de los 1980. La serie ganó más infamia aún 1991, cuando el actor estadounidense Charlie Sheen afirmó equivocadamente que la segunda parte de la serie “Flower of Flesh and Blood” (1985) era una autentica película snuff.
[ 5 ]. www.imdb.com – Akira webpage
[ 6 ]. Ibid
[ 2 ]. 1982/1983 sería crucial para la implantación internacional del cyberpunk. En este periodo se estrenarían 4 de las más influyentes obras del sub-género: “Burst City” de Sogo Ishii (1982), “Blade Runner” de Ridley Scott (1982), el comienzo de la publicación del manga “Akira” de Katsuhiro Otomo (1982-1990) y “Videodrome” de David Cronenberg (1983).
[ 3 ]. Death Powder puede ser vista por trozos en www.youtube.com.
[ 4 ]. La serie de películas “Guinea Pig” ganaron notoriedad cuando la cuarta película de la serie “Mermaid in a Manhole” (1988) fué encontrada en la casa del asesino en serie Tsutomu Miyazaki a finales de los 1980. La serie ganó más infamia aún 1991, cuando el actor estadounidense Charlie Sheen afirmó equivocadamente que la segunda parte de la serie “Flower of Flesh and Blood” (1985) era una autentica película snuff.
[ 5 ]. www.imdb.com – Akira webpage
[ 6 ]. Ibid
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Abrebocas:: Cines Asiaticos
Éste es un post que tenía en borradores desde hacía bastante tiempo. Se trata de una lista de títulos con la que considero que un aficionado al séptimo arte puede comenzar a internarse en la apasionante cinematografía procedente de las lejanas y particulares tierras asiáticas. Mi selección, con toda probabilidad, no coincidirá con la de nadie más. Es inevitable. Entre los criterios que he tenido en cuenta para confeccionar esta lista, por si os interesa, se encuentran la disponibilidad de los títulos enDVD (así podéis alquilar o comprar la película), la variedad de géneros, que dentro de lo posible sean de fácil digestión (con lo subjetivo que es este tema), y, por supuesto, la calidad o importancia de los directores y el reparto protagonista. En fin, tras meditarlo mucho, dolorosamente, os dejo a continuación con diez películas cuyo visionado considero obligatorio y recomendable para ir empezando a devorar cine asiático.
§ ‘Audition’
‘Ôdishon’. Japón, 1999. Drama, terror. Director: Takashi Miike. Protagonistas: Ryo Ishibashi, Eihi Shiina, Tetsu Sawaki. Comentario: Fascinante y complejo film sobre un hombre que busca el amor en una joven que parece esconder más de un secreto. Un drama realista que se va transformando en una terrorífica pesadilla. Con este título descubrí a Miike y es por eso que prefiero citarlo, en lugar de algún otro más famoso y, quizá, más cómodo de ver. Una obra inclasificable de un cineasta inclasificable y, cuando quiere, extremadamente violento. Tened paciencia porque no es fácil de consumir, fundamentalmente por la lentitud con la que se avanza. Sin embargo, os quedará en la memoria, sobre todo el final, y nunca olvidaréis eso de “kiri-kiri-kiri”.
‘Dut yeung nin wa’. Hong-Kong, 2000. Drama. Director: Wong Kar-Wai. Protagonistas: Tony Leung, Maggie Cheung, Rebecca Pan. Comentario: Bellísima historia de amor firmada por un cineasta que, automáticamente, se convirtió en ídolo para muchos y en un habitual en todo análisis cinematográfico moderno, se centre en el cine asiático o no. La pareja formada por Leung y Cheung está impecable y uno no puede dejar de apasionarse con su complicada e imposible relación. Imagino que diciendo que ésta es una de mis diez películas favoritas, os hacéis una idea bastante acertada de cuánto valoro este film. El Yumeji´s Theme se os quedará grabado sin remedio. Aquí mi crítica.
‘SPL: Sha po lang’. Hong-Kong, 2005. Acción, thriller. Director: Wilson Yip. Protagonistas: Donnie Yen, Sammo Hung, Simon Yam. Comentario: Un oscuro y elegante drama policiaco con espectaculares escenas de acción. El reparto es otro de sus puntos fuertes y es que hay un enfrentamiento entre Yen y Hung que es sencillamente impresionante. Sé que las artes marciales son para muchos como los crucifijos para los vampiros, pero, como os dije en mi crítica, aquí no se pasan de la raya y están integradas perfectamente en la historia. Yip es uno de esos directores a seguir, muy hábil mezclando acción con romanticismo, aunque también bastante irregular, llegando incluso a filmar una “frikada” con zombies que puede hacerte maldecir su nombre, con toda la razón.
§ ‘El Verano de Kikujiro’
‘Kikujiro no natsu’. Japón, 1998. Comedia, drama. Director: Takeshi Kitano. Protagonistas: Beat Takeshi, Yusuke Sekiguchi, Kayoko Kishimoto. Comentario: Un chico solitario busca a su madre, desaparecida hace tiempo, con la ayuda de un patético yakuza ocioso; un verano inolvidable para el muchacho y una película inolvidable para el público. Muy posiblemente, Joe Hisaishi deje de ser un desconocido tras paladear la banda sonora. Kitano se parodia a sí mismo componiendo un personaje desternillante. Para un servidor, la mejor película del prestigioso director japonés.
‘Bin-jip’. Corea del Sur, 2004. Drama. Director: Kim Ki-Duk. Protagonistas: Seoung-yeon Lee, Hee Jae, Kwon Hyuk-ho. Comentario: La mejor película realizada por este poeta visual es sencillamente imprescindible para cualquier aficionado al séptimo arte. Ki-Duk se atreve a dejar mudos a los protagonistas durante la mitad del metraje para luego arrojar al espectador a una fascinante segunda parte donde la fantasía permite que el amor pueda romper barreras de todo tipo. Cuidado, no consumir de forma apresurada, o podrías perderte a un cineasta particularísimo que gusta de componer todo tipo de interesantes rarezas.
‘Wu jian dao’. Hong-Kong, 2002. Acción, thriller. Directores: Wai Keung Lau y Alan Mak. Protagonistas: Andy Lau, Tony Leung, Anthony Wong. Comentario: Uno de los títulos asiáticos más conocidos en todo el planeta (lo mejor es que no sólo es famoso, también es bueno). Especialmente, porque fue la base que proporcionó al mítico Martin Scorsese su primer Oscar. Personajes envueltos en una intensa espiral de crimen, lealtad y falsas identidades. Un reparto impresionante para un título que tenéis que ver, sin excusas, sí o sí. El duelo de Lau contra Leung es comparable, en muchos sentidos, a aquel otro que dio fama a ‘Heat’.
§ ‘La Casa de las Dagas Voladoras’
‘Shi mian mai fu’. Hong-Kong, 2004. Acción, drama. Director: Zhang Yimou. Protagonistas: Andy Lau, Zhang Ziyi, Takeshi Kaneshiro. Comentario: Yimou es otro de esos directores imprescindibles que tenéis que memorizar. Su recomendable filmografía, con algún que otro disculpable tropiezo, oscila entre el drama intimista y, últimamente, la acción más espectacular. Aprovechando el resurgir comercial del wuxia, este hermoso film recibió aplausos en casi todas partes. Reparto de lujo para una dramática historia de amor a tres bandas.
‘Oldeuboi’. Corea del Sur, 2003. Acción, thriller. Director: Park Chan-Wook. Protagonistas: Choi Min-sik, Yoo Ji-tae, Gang Hye-jung. Comentario: Una de las películas más fascinantes que nos han llegado desde tierras orientales. Alternando la violencia más brutal con el preciosismo visual y musical, esta obra contiene un buen número de momentos que pasarán a la Historia, incluyendo un plano secuencia de lucha en un pasillo, al protagonista comiendo un pulpo vivo o un final de auténtico infarto. Poética, retorcida y negrísima, estamos ante el mejor trabajo, el más completo, del perfeccionista Chan-Wook. Podéis leer mi crítica pinchando aquí.
‘Gwoemul’. Corea del Sur, 2006. Terror, drama, comedia. Director: Bong Joon-ho. Protagonistas: Song Kang-ho, Byeon Heui-bong, Park Hae-il. Comentario: Como dije en mi crítica, estamos ante una emocionante película que es mucho más de lo que parece a primera vista (más aún considerando como fue vendida). Terror con monstruo, drama familiar, eficaz comedia e incluso evidente carga crítica. Para el recuerdo, el apabullante comienzo, una secuencia a plena luz del día que quita el aliento y en la que Joon-Ho demuestra que se atreve con todo. Mención especial para un actorazo como Kang-ho, completo como muy pocos.
§ ‘The Ring’
‘Ringu’. Japón, 1998. Terror. Director: Hideo Nakata. Protagonistas: Nanako Matsushima, Miki Nakatani, Hiroyuki Sanada. Comentario: Posiblemente, la película asiática moderna más famosa. Nakata proporcionó el punto de partida de una infinidad de películas cortadas por el mismo patrón: fantasma con forma femenina, pelo negro que cubre el rostro, uñas gastadísimas y la tecnología como forma más útil para extender el horror. Como suele ocurrir, las “hijas” no tienen ni punto de comparación con la “madre”. Ella, aterradora como pocas, no tiene la culpa. En pocas palabras, considero éste un título imprescindible.
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Un sueño en tiempo real, un sueño consciente, un sueño que se puede dominar, un sueño que puede convertirse en otra realidad paralela a la que vivimos, sólo que, sería peligroso residir para siempre en el mundo de los sueños porque abandonaríamos por completo nuestro cuerpo y su vida física, para vivir eternamente en un mundo de fantasías.
Paprika está basada en una novela homónima del escritor Yasukata Tsutsui de 1993. La película trata de la invención de un artefacto que tiene como finalidad crear un punto de conexión con los sueños de manera lúcida, controlada y en esa medida permitir que la imaginación llegue hasta donde cada usuario quiera llegar, estableciendo al mismo tiempo vínculos imaginarios con otras personas.
Paprika, detective de los sueños
El psiquiatra Atsuko Chiba ha desarrollado un método de terapia revolucionario denominado "PT", un prototipo de máquina experimental gracias a la cual es posible introducirse en la mente de los pacientes para tratar sus ansiedades. Pero uno de los modelos de PT es robado del laboratorio del Dr. Atsuko, y comienzan a utilizarlo para invadir las mentes de sus creadores, destruyendo sus personalidades mientras duermen.
La tumba de las luciérnagas. 2008. Japón. Taro Hyugaji
Narra la historia de Seita y Setsuko, dos hermanos huérfanos que deben sobrevivir por si mismos a la Segunda Guerra Mundial. Tercera adaptación cinematográfica de la novela de Akiyuki Nosaka, tras la cinta de animación de Isao Takahata (1988) y la película realizada para televisión por Toya Sato (2005). (FILMAFFINITY)
Mi vecino Totoro. 1988. Japón. Hayao Miyazaki
En los años 50, una familia japonesa se traslada al campo. Las dos hijas, Satsuki y Mei, entablan amistad con Totoro, un espíritu del bosque. El padre es un profesor universitario que estimula la imaginación de sus hijas relatándoles fábulas e historias mágicas sobre duendes, fantasmas y espíritus protectores de los hogares, mientras la madre se encuentra enferma en el hospital. (FILMAFFINITY)
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Abrebocas:: Cines Asiáticos::
Continuando con este ensayo sobre las distintas miradas de los cines asiáticos, el segundo medio para asir conocimiento se lo dejo a la sabia experiencia, lo que estos ojos en cortos han podido observar para embriagarme de esas otras realidades, realizando viajes de escritura, análisis visuales y textuales, interpretaciones y vuelos de trazo y color, en fin, me decidí por hablar un poco de las películas que he mirado y visto de algunos de los países en mención - gracias a la complicidad y benevolencia de Jesús Ordoñez “El Chucho”, el bar y el cine club Orbital-, a través de mis disquisiciones, así como de las apreciaciones personales de Jaime Ricaurte, cinéfilo y apreciado amigo que me aporta mucho a mí cultura visual y la del club, y una que otra sinopsis y reseña que investigue en la nube o ciberespacio, pues como mi inglés es intermedio y no sé ninguna lengua oriental, se me ha dificultado y enredado todo el cuento de los múltiples cines asiáticos.
Comencemos con el cyber punk, lo gore, la sangre y las nuevas interpretaciones del samurái, su espada y demás costumbre para pasar luego a las animaciones, otro campo de accin amplío y por supuesto recomendádisimo de estas asociaciones. El cyberpunk live-action japonés es crudo y primitivo por naturaleza, y se caracteriza por su actitud, no por sus altos conceptos. Una colisión entre carne y metal, el sub-género es una explosión de sexo, violencia, hormigón y maquinaria; una pequeña colección de universos de bolsillo que se deleitan en pesadillas post-humanas y fetiches teratológicos, impulsado por un sentido sin límites de capacidad de invasión y violación. Las imágenes son abyectas, perversas e impredecibles y, al igual que en el trabajo deCronenberg, la mutación del cuerpo a través de una intervención técnica es un tema importante, como lo son la deshumanización, la represión y la sexualidad. Durante finales de los ochenta y principios de los noventa, se trataba de unos conceptos ampliamente utilizados en los primeros trabajos de dos directores, Shinya Tsukamoto y Fukui Shozin.
Estos directores hicieron películas cortas, agudas, contundentes y centradas en los horrores corporales que vive el cuerpo invadido, infectado y fusionado con la tecnología. La contribución de Tsukamoto es quizás la más famosa; “Tetsuo: The Iron Man” (1989) y “Tetsuo II: The Body Hammer” (1992). Ambas películas presentan la situación de pesadilla de sus protagonistas (interpretado por el actor Tomorowo Taguchi en ambos) mediante una extraña metamorfosis que convierte a un humilde asalariado de ser humano a híbrido de carne y metal.
La tecnología en su visión del cyberpunk consistió en chatarra industrial – “Tetsuo” – y laboratorios improvisados construidos con equipos simples y anticuados – “Rubber’s Lover” – dando una estética de bricolaje a su espíritu general. Estas son, después de todo, películas con escaso o nulo presupuesto y como resultado de ellos se centraban en ciudades en un futuro muy cercano pero la metrópolis de hoy en día, la vida real de la ciudad cyberpunk de Tokyo, sugiere que las ansias sobre la rápida modernidad no es una aventura lejana, sino algo de lo que debemos preocuparnos en la actualidad. Ambos realizadores también tenían una fijación con los paisajes post-industriales; depósitos de chatarra, cuartos de calderas, almacenes abandonados, complejos industriales y fábricas, son muchas veces ampos de juego para sus ideas.
Tetsou. 1988. Japón. Shinya Tsukamoto.
El protagonista es un extraño hombre conocido como “el fetichista de metales”, que tiene la insana costumbre de clavarse trozos de metal en el cuerpo. Un buen día, sufre un accidente de coche y choca contra otro hombre quien, a partir de ese momento, empezará a sufrir extraños síntomas en su propio cuerpo. Extrañas protuberancias metálicas surgen de su cara y extremidades. Mientras, el hombre fetichista, sueña con un mundo de metal en el cual todos sufrieran una mutación hasta conseguir una transformación total y absoluta. (FILMAFFINITY)
Continuando y viniéndonos 20 años acá, vedadas situaciones que se expresan de una manera exagerada en la forma como estos dos directores realzan un contexto paranóide que viven algunos mundos desarrollados y para los cuales el asunto del orden se vive desde las micro-situaciones cotidianas, los mensajes televisivos que veíamos en “Tokio Gore Police” de Yoshihiro Nishimura, la promoción incesante de la seguridad y el autocontrol por medio del suicidio con el Harakiri: (Cultura asiática. Costumbres japonesas. Suicidio obligatorio y voluntario. Restablecimiento del honor. Ritual japonés), como quien dice “si no sirves para esta sociedad o estas aburrido asume tu propia forma de morir y si no eres capaz nosotros te ayudamos con eso”.
En un futuro distópico, la policía de Tokio ha sido privatizada y se enfrenta a su peor amenaza: un grupo de mutantes que convierten cualquier herida en arma de destrucción. Ruka, una joven oficial atormentada por el asesinato de su padre, será la encargada de exterminarlos. (FILMAFFINITY)
‘Oldeuboi’. Corea del Sur, 2003. Acción, thriller. Director: Park Chan-Wook.
"Una de las películas más fascinantes que nos han llegado desde tierras orientales. Alternando la violencia más brutal con el preciosismo visual y musical, esta obra contiene un buen número de momentos que pasarán a la Historia, incluyendo un plano secuencia de lucha en un pasillo, al protagonista comiendo un pulpo vivo o un final de auténtico infarto. Poética, retorcida y negrísima, estamos ante el mejor trabajo, el más completo, del perfeccionista Chan-Wook. De una trilogía"
Min-sik Choi es un hombre de negocios coreano que un día es secuestrado y confinado durante años en una celda en la que sólo hay una televisión. Y, sin embargo, ignora por qué razón está allí... Es la segunda parte de la "trilogía de la venganza" de Chan-wook Park. (FILMAFFINITY)
Akmareul boattda, es el título original de esta sorprendente película de Kim Ji-Woon. Se trata de una cinta donde las sensaciones pueden confundirse entre los moralismos en contra de un verdadero sentimiento de venganza que cobija los más sanos deseos para convertirlos en una “justa” pelea por resarcir los daños causados.
Choi Min-Sik, el mismo actor de Oldboy es quien protagoniza esta cinta, su actuación siempre será para mi una de las mejores, sobretodo si hablamos de películas que tienen que ver con temas como la venganza y los asesinos en serie.
Este señor, es un padre de familia que por lo visto no lo hace muy bien como tal, se ha convertido por esas cosas de la vida en un asesino en serie capaz de cualquier cosa, asesina a sus victimas de manera brutal y sin escrúpulos, desmembrándolos hasta más no poder para luego digerirlos. Enfermo, no?
La verdad es una película que desde el punto de vista argumentativo, tendría mucho que proponer al debate, ejemplo, el tema de la venganza, hacer justicia por nuestras propias manos es un asunto que es bastante común verlo en cada una de nuestras ciudades, barrios y hogares, al igual que aquellas personas a quienes les gusta ver correr la sangre por doquier, y podríamos muy bien hacer un análisis tanto psicológico como antropológico y sociológico para poder esclarecer un poco, el porqué de comportamientos como estos en la sociedad en que vivimos. Pero, sin olvidar y mucho menos obviar este tipo de cosas, pasemos al punto de lo estético dentro de las convenciones cinematográficas para hacer cintas como estas.
Esta cinta es una violenta coreografía de imágenes descarnadas, es la violencia hecha arte y el arte hecho violencia, es una película de increíble estilo no apta para todo el mundo, donde la venganza toma forma y así, muchas veces creamos que algunos actos no son hechos a propósito, quedarán inmersos en la duda del por qué lo hacemos, pero que al mismo tiempo generan la subjetiva satisfacción que nos regala el poder de la justicia por cuenta propia sin importar los medios ni el momento que utilicemos para cobrar algunos actos considerados violencia pero que no son depravados.
Encontré al diablo. Akmareul boattda (I Saw The Devil). 2010. Korea. Kim Ji-woon
Kyung-chul es un psicópata peligroso que mata por placer y que ha cometido varios asesinatos con unos métodos diabólicos difíciles de imaginar. Sus víctimas son chicas jóvenes. La policía lleva tiempo intentando capturarlo. Un día, aparece asesinada la hija de un jefe de policía retirado. El novio de la chica, un agente secreto, jura vengarse. (FILMAFFINITY)
Cine desconocido pero con inmensas proporciones cinematográficas, estéticas y con un gran valor desde la base de las lógicas cotidianas enmarcadas en un contexto de pobreza y fuertes actividades por la lucha de poderes.
Una obra maestra de 1995, ganadora del festival de Venecia y con un marcado contenido poético, retrata la violencia de la sociedad contemporánea en una narración metafóricamente bella, aduciendo a la modernidad como una forma contradictoria de establecerse a través de las diferencias, con una mirada que va más allá de la simple posición del transeúnte que se debate entre los trasegares de la vida cotidiana y su afán por sobrevivir.
Una vida social caótica, llena de orgullos y ambiciones mezclados primitivamente con esclavitud, miseria y suciedad, visto esto desde una mirada occidental pero natural para sus habitantes. Una estructura societal plagada de contrastes, un viaje al infierno interior en medio de la acidez propia del bajo mundo y sus tentadoras formas de hacerse la vida.
En la superpoblada y frenética ciudad de Ho Chi Minh -antigua Saigón-, un joven adolescente, conductor de un ciclomotor que transporta a los turistas a través de las calles, trata de ganarse la vida para mantener a sus dos hermanas y a su anciano abuelo. Cuando le roban su medio de locomoción y de vida, el joven se adentrará en una espiral de crimen y violencia. (FILMAFFINITY)
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